Me media maratón de Roquetas de Mar.

[talisman47]

Os adjunto una publicación que voy a subir a redes sociales acerca de mis impresiones antes, durante y después de la Carrera que corrí ayer 24 de noviembre justo en la población donde vivo, en Roquetas de Mar. Espero que os guste a todos. Un saludo....


"Indudablemente, afrontar una carrera de este tipo supone un reto personal. Ayer corrí la cuarta media maratón de mi vida, y la segunda que realizo este año. Y eso que no será la última carrera en este 2019, pues este domingo me espera la que creo que va a ser la carrera más bonita de mi vida. Con el mar Mediterráneo de fondo, aunque no serán los 21097 metros que marca la media, sí que serán 14000 que no son pocos, con las subidas y bajadas que no he tenido este domingo pasado aunque bueno, eso ya será historia para este domingo que viene.
Cuando me decidí apuntarme a mi última media de Roquetas, reconozco que tenía un temor que muy pocas veces antes había tenido. Aunque las lesiones me han estado respetando mucho durante los últimos 12 meses, había algo que no cuadraba en mí, y ese era el sobrepeso. Precisamente cuando a primeros de febrero corrí la media maratón de Almería fui a una farmacia días antes y me pesé. Me asusté mucho, llevaba bastante tiempo cuidando la alimentación, y a pesar de eso estaba en 90 kilos. Creo que fue algo mental lo que me hizo pensar que no estaba en la mejor forma para correr pero aún así, lo hice. En aquella carrera fue la misma actitud de pensamiento, la que me hizo detenerme en el kilómetro 14/15 aproximadamente, dándome una pájara considerable y terminando la carrera a duras penas, pero acabándola. Estoy seguro de que si no me hubiera pesado en la farmacia lo habría hecho mucho mejor. Pues bien, meses después de esta carrera no solo he conseguido perder peso, sino que he aumentado en cinco kilos más lo que ya tenía, por lo que mi principal miedo estaba motivado por todo esto. Según mi IMC, y midiendo 1.78, ya estaba rozando la obesidad tipo 1, y no el sobrepeso que indica esta medida. A pesar de ello, nunca me desanimé y no dejé de entrenar y de probar mi capacidad de resistencia.
He seguido entrenando durante estos meses, a veces tres días por semana, a veces cuatro… Bajando de casa al paseo marítimo de Aguadulce, atravesándolo entero y subiendo de nuevo. Total, 7300 metros de entreno. Después, ejercicios de plancha, a veces flexiones…. A veces hice  alguna tirada de 10000 metros y las primeras me costaron bastante. Hubo dos entrenos concretos en los que hice carreras a 12400 y 15000 metros pero el sol, aplastante y traicionero para estas situaciones, mostró mis debilidades. No cedí, y fue hasta la última semana de antes de competir, cuando independientemente de hacer mis tres entrenos de 7300 metros en tiempos inferiores a los seis minutos, volví a correr el domingo de antes la distancia de 12400, en 1 hora y 16 minutos, y con un tiempo espléndido y el sol cubierto por las nubes. Esto fue lo que realmente me motivó a pensar que podía lograrlo. Me sentía muy bien después de aquel esfuerzo.
La semana de la carrera, tan solo entrené dos días y de forma suave. El martes fui a un fisioterapeuta a descargar las piernas. Después de hacerlo me recomendó que el día siguiente descansara de entrenar pero no lo hice caso, y corrí mis 7300 metros de rigor aunque es cierto que lo hice a un ritmo muy suave. El viernes volví a correr, esta vez solo 5000 metros, y con el mismo ritmo y por supuesto, con la lluvia empapándome. Este pasado jueves y viernes, llovió mucho por aquí.
Y llegó el día de la carrera, y mis emociones fueron varias y diversas. El hecho de ver tanta gente participando y el ambiente que eso genera te anima, y sobre todo te hace sentir más fuerte y seguro.
Nada más comenzar, sales bien, con ganas. Es en el kilómetro 2 más o menos cuando piensas que qué cojones estás haciendo, que quién te mandaría a ti meterte en estos fregados, sobre todo por lo agustito que está uno metido en la cama un domingo a las 10 de la mañana, jajajaja… Asimismo, pensaba que los primeros cinco kilómetros iba a llevar el ritmo de la gente, pero el hecho de situarme en la salida en una posición retrasada no corroboró mi teoría, y controlando mi distancia y el tiempo que llevaba en el cronómetro, noté que sin hacerlo tan rápido como imaginaba, si que al menos bajaba unos segundos de los 6 minutos el kilómetro, al igual que en los entrenos.
Sabía hasta donde podía marcar este ritmo, y eso fue lo que hice. Corría sobre el kilómetro 7 aproximadamente y ya me notaba muy bien, quería seguir corriendo porque podía, y así aguanté este ritmo hasta el kilómetro 15 de una forma bastante digna. Fue a partir de este momento cuando las fuerzas comenzaron a flaquear y ya me dejaba llevar. Me había propuesto como meta no detenerme, no hacer como hice en la media de Almería y por una interrupción de 10 segundos y no forzada por mí, casi lo consigo.
Los que hayan corrido alguna vez esta distancia saben lo que digo. En una competición de esta distancia el “muro” está marcado en el kilómetro 18, y los peores kilómetros se sitúan entre el 16 y el 19. Para ese momento saqué del bolsillo de mi pantalón una mandarina que había cogido de casa, la pelé, y me la empecé a comer poco a poco y sin detenerme. Creo que fue en el kilómetro 17 cuando iba a beber agua en un puesto de avituallamiento cuando para ello, ¡¡¡me dieron un vaso de cristal!!!. Por eso, tuve que detenerme, para beber 10 segundos y volver a correr. Creo que lo lógico habría sido una botella de plástico, pero en fin… A pesar de todo esto, mi ritmo ya había decrecentado bastante del de mis entrenos, el agotamiento ya me hacía mella, y tan sólo me dejaba llevar por las piernas.
Íbamos a terminar en el parque de los bajos, justo al lado de la plaza de toros del pueblo, y esos últimos kilómetros estábamos corriendo ya muy cerca de este lugar. Pero en un momento dado, y habiendo pasado ya el kilómetro 19 comenzamos a alejarnos otra vez de allí. Parecía que íbamos a salir del pueblo pero no, justo al final, en la última rotonda que marcaba el kilómetro 20 dimos la vuelta porque ya desde ese punto a la meta estaban los 1097 metros que quedaban por recorrer. Un último esfuerzo y llegaba al destino.
Y lo conseguí. El total del tiempo en el que recorrí toda la prueba, dos horas, 14 minutos y 20 segundos. Ahora tocaba estirar, descansar, beber agua y reponer fuerzas. No ha sido la carrera más rápida que he hecho, pero siendo conocedor de mis limitaciones físicas y de mi momento actual, me hace sentir muy orgulloso de mí y de mi logro personal. Me quedo con haber disfrutado mucho, aunque para ello también se sufre por momentos. El simple hecho de cruzar la meta, hace que la recompensa emocional sea inmensa, y te sientas como un verdadero campeón, aunque seas de los últimos que la crucen."