saludos desde Argentina

[Ratio]

Hola  a todos , tengo 59 años y soy corredor popular ( como dicen en España) o amateur.
Les comento una experiencia de las últimas semanas en el marco de una discusión en mi grupo de entrenamiento sobre la paradoja del sufrir y el disfrutar en el running.
Saludos

Un fondito patagónico                                            Febrero 2014

Me encontraba en El Calafate, (3000 km sur de BsAs)
El  plan de entrenamiento pedía un fondo de 15 km.
Había estado todo el día de excursión a los glaciares y llegué al hotel  al atardecer.

Se me hicieron las 9 de la noche y venciendo la fiaca decidí pese a todo salir a correr , aunque descartaba que pudiese hacer los kilómetros indicados.
Ya había corrido otros días por los alrededores del pueblo y me había quedado pendiente una fantasía : la de salir a la ruta abierta a la estepa , al desierto, a la mítica ruta 40.
(En realidad se trata de la ruta provincial 11 que en tramo vecino a El Calafate se superpone con la 40).

El hotel estaba al borde del pueblo y a unas pocas cuadras , luego de un puesto de gendarmería, comenzaba abrupto el desierto.
Los gendarmes que no dejaban pasar auto sin detener ( claro , tienen muy poco trabajo en la zona y si no se aburren) me miraron con cara rara a esa hora de la noche enfilando hacia la nada ya que no hay ningún objetivo alcanzable ( a pié) en esa dirección hasta llegar a la costa atlántica. ( unos 300 km hasta Río Galllegos, de los Andes al Atlántico). Me sentí obligado , sin bajar el paso, a decirles buenas noches como para pedir permiso por pasar sin mis documentos encima y que no pensaran que me escapaba de algo ( y si bien por la forma en que estaba vestido era evidente el objetivo,  se por experiencia propia que hay que ser cuidadoso con las percepciones ,a veces curiosas, de la gente de la patagonia profunda)

La fantasía de enfrentar al desierto patagónico, venía  de antes.
Durante unos cuantos años trabajé de viajante en la patagonia y fui testigo directo del amedrentamiento que produce la estepa, con su cuota de inmensidad , soledad y aridez  en el espíritu de quien la transite.
El temor recurrente de quedarse, por azar, abandonado en esas latitudes y que aquello implique , aunque remotamente, un riesgo de vida ( y como tal, algo  temido y deseado) es el atractivo.

Durante esos viajes a menudo levantaba gente con el auto y me pedían bajarse en medio de la ruta, en esa inmensidad y me decían que vivían hacia adentro del monte ralo y entraban a caminar hacia el interior de ese desierto con total normalidad. Nunca divisé casa alguna (  ?)

El desafío : poder enfrentar el desierto con pocos medios , el solo físico y con un riesgo mínimo.

La situación climática era casi ideal y de esto me fui dando cuenta después al ver la reacción de mi organismo : la temperatura de unos 16 grados, humedad ninguna, aire fresco y puro.

Ni bien dejé el puesto caminero entré en forma drástica en la estepa, no había más nada.
No era noche cerrada ya que en esas latitudes van quedando durante el verano tenues reflejos residuales de luminosidad.

Me introduje en el territorio con un cierto reflejo del temor bonaerense a las zonas solitarias pero hice un pequeño esfuerzo de objetividad y me sobrepuse ( nadie me vendría a robar ahí ! ).

Empecé a correr a buen paso y con gran emoción cuando  empecé a perder las luces de referencia de la ciudad y sentirme solo en aquel ambiente : a la izquierda lejos y abajo el lago Argentino como una mancha borrosa y a la derecha , a media distancia y en sombras, los redondeados y aplastados morros de piedra y recién mucho más atrás los picos nevados de la Cordillera. Entremedio la meseta árida con sus suaves ondulaciones.

Avanzaba y no me cansaba , el aire se sentía limpio, liviano y llenaba a fondo los  pulmones  con una cuota generosa de oxígeno.
El silencio era absoluto y te envolvia como con una cierta presión en la cabeza , como en vacío , solo sentía  mi respiración y el ritmo de las zapatillas.
Las piernas se sentían livianas , la respiración sin ahogos… como si se hubiera suspendido  en aquel lugar la vigencia de la tercer principio de la termodinámica y estuviéramos en la antesala del mito del movimiento contínuo , del rozamiento ideal y la ausencia de entropía.
La oscuridad y el silencio me llevaban como flotando y en esa euforia endorfínica confirmaba una y otra vez mi elección del running.

Hace unos días hablábamos del sufrir en el running como algo connatural con este deporte , que por otro lado ofrece pocas posibilidades grupales y lúdicas que lo harían más llevadero.  Sin embargo situaciones raras como ésta que relato o un buen tiempo inesperado en una carrera, nos renuevan contra todos los dolores  de las rutinas y conservan , pese  todo, la adhesión apasionada , febril , viciosa por correr.



 
http://imageshack.us/photo/my-images/197/w7x2.jpg/

 

[SHURA]

Amigo eso es lo que nos engancha al running,  un placer leerte,  envidia de no poder correr por esos parajes tan idílicos y Bienvenido a este foro

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[Fortes]

!!!Bienvenido al foro Ratio!!!    Si se corresponde con la fotografia debe ser impresionante correr en ese escenario, aunque sea de noche. Un saludo   

[charly]

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