El milagro de Maje: de la silla de ruedas al Ironman de Lanzarote

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Con 20 años le diagnosticaron artritis reumatoide
En la actualidad es ultrafondista: ha disputado cinco carreras de 100 kilómetros, cuatro de 50 y 16 maratones.


"El despertarme cada mañana es un milagro", dice María Jesús Navarro. Lo es desde hace 12 años, cuando le diagnosticaron artritis reumatoide, una enfermedad degenerativa incurable. Entonces tenía 20. "Un poquito antes ya había tenido algunos síntomas pero a esa edad me dio la primera crisis. Fui al médico y me dijo que tenía una enfermedad grave degenerativa. No me lo podía creer, hacía sólo tres meses había corrido la maratón de Valencia y había quedado campeona júnior. También me dijo que me quedaría en silla de ruedas muy pronto", rememora.

"El médico me dijo que me quedaría en silla de ruedas muy pronto"

'Maje', como la llaman sus allegados, derramó ya sus primeras lágrimas en la consulta, lágrimas que no pudo contener durante los tres días siguientes en los que se encerró en su habitación y no quería ni comer. "El médico me dijo que no llorase porque no era un mal de morir, sino de sufrir" , añade.

Un sufrimiento que relata con la naturalidad de quien ha aprendido a convivir con el dolor y le ha ganado la partida. "Mi día a día es complicado pero lo voy peleando. Una artritis no son sólo inflamaciones o deformaciones. La musculatura se sobrecarga y nos agarrotamos. Además, durante dos años tuve fiebres con pico altos de 41 grados, se nos secan los ojos... Somos un poco especiales", dice sin perder la sonrisa.

"Muchas mañanas no puedo ni peinarme y tengo mi cuchara y vaso de plástico para cuando tengo crisis y no tengo fuerzas ni para sujetarlos"

Lo que para el resto son rutinas sin importancia, para Maje pueden llegar a ser un mundo. "Me cuesta mucho peinarme o maquillarme. Lo que para otra mujer puede ser un trauma para mí no lo es. Muchas mañanas no puedo ni hacerlo y salgo sin peinar. ¡Menos mal que tengo el pelo rizado y ni se nota!", dice riendo.

"Tengo mi cuchara y vaso de plástico para cuando tengo crisis y no tengo fuerzas ni para sujetarlos. Cuando vivía con mi madre muchos días me tenía que dar ella de comer", prosigue. "Para que te hagas una idea es como la sensación de cansancio de una gripe todos los días", explica.

Pero es mucho, muchísimo, más. Hay dos detalles que lo ilustran: "Me da miedo dar la mano porque me pueden hacer daño y he llegado a dormir de pie".

"Cuando mi hijo era un bebé había días que no podía ni cogerle o darle el biberón y lo hacía con una cuerda"

Cuando el médico le dio la noticia dejó los estudios y el deporte. "Mi vida se paró por completo. Me quedé derrotada durante siete años hasta que remonté gracias a mi madre y al niño", relata. Su madre, que siempre ha estado a su lado, y su hijo Edu, que va a cumplir siete años y que es su "fuerza".

"Cuando mi hijo era apenas un bebé había días que no podía ni cogerle o darle el biberón. A veces lo hacía atando el bibe a una cuerda. Con cuatro años se vestía solo, se hacía el desayuno, un sándwich o incluso me lo hacía él a mí. Es muy consciente y lo ve con total naturalidad", cuenta.

Próximo objetivo: Ironman de Lanzarote 2015
Durante esos siete años reconoce que su vida fue "un infierno" y que llegó a tocar fondo pero, además de su familia, el atletismo le ayudó a recuperar la ilusión perdida.

Siempre le había gustado el deporte. Empezó con cuatro años y con 16 ya falsificaba su DNI para poder hacer mediamaratones. Pero desde que le diagnosticaron la artritis reumatoide, no había vuelto a calzarse las zapatillas de correr. De hecho, las tiró. "Fue una rabieta pero me dolía verlas y pensar que no volvería a correr", explica.

Ha disputado cinco carreras de 100 kilómetros, cuatro de 50 y 16 maratones

Un día, viendo una media maratón, sus amigos la animaron para que volviese a correr. "Yo pensaba que había quedado para la historia porque tenía miedo al dolor. Pero aprendes a convivir con él, corres con él, andas con él, estás con tu hijo y tienes dolor...". Al final la convencieron y duró cuatro minutos. Poco a poco, a pesar de los dolores y de que los pies se le hinchaban "como botas" y acababa con la espalda doblada, empezó a correr más tiempo y más kilómetros.

Su primera maratón fue en Atenas en el 2010, ahora es ultrafondista. Ha disputado cinco carreras de 100 kilómetros, cuatro de 50 y 16 maratones. Su sueño ahora es disputar el Ironman de Lanzarote el año que viene, con el que lleva soñando desde los 12 años y para el que se está preparando ya. "Un día estoy muy bien y luego tres no me puedo mover. Intentamos equilibrar: hacer velocidad, resistencia...".

La palabra imposible no entra en su vocabulario
Compagina los entrenamientos con su trabajo como coach en empresas. Su historia de superación sirve para motivar a la gente y el vídeo que acompaña esta noticia formará parte de sus charlas a partir de ahora. "Me gustaría que la gente lo viera y conozca la historia real de mi día a día. No salen imágenes de inflamaciones pero se pueden hacer una idea".

Gracias a sus visitas al fisio -cuatro por semana- y a la nutrición celular que está probando, creada por un Premio Nobel en Medicina, últimamente se encuentra mejor. "Llevo quince días sin picos de cansancio".

"No hay nada imposible en la vida", dice con convicción. "Podrás llegar antes o después pero no existen los imposibles". Una lección de vida.


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