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Las ultramaratones son pruebas realmente exigentes, que ponen verdaderamente al límite los recursos físicos y psicológicos de todo corredor. Y a veces, incluso, cruzan esos límites. Pero la gente sigue desafiando a estas distancias. Hay una corredora muy especial, en Estados Unidos, que también se anima a estas competencias: Barbara Macklow, de 77 años de edad, que hace un par de meses corrió los 160 kilómetros de la Umstead 100-Mile Endurance Run, en Raleigh, Carolina del norte.
“Correr es parte de mi vida”, le dijo Macklow a la revista Trail Runner.
Tan motivador como su estado físico a los 77 años es el hecho de que ella no había empezado a correr hasta que cumplió 51.
Una historia de lucha
Macklow tuvo cinco hijos, y dos de ellos nacieron con una enfermedad muscular debilitante. Ella siempre insistió en enseñarles a ser independientes y sobreponerse a las circunstancias. “Ella nos mostró cómo ser fuertes”, agregó su hija Karen.
En 1975, una de sus hijas, de once años de edad, fue arrastrada por la corriente del río en una salida familiar y se ahogó. Su marido murió poco después.
Durante los siguientes diez años, crió cuatro chicos sola, con un presupuesto reducido. Trabajaba en el turno noche como enfermera de urgencias y cuidaba animales en su granja de dos hectáreas.
Cuando su hijo menor fue a la universidad, en 1985, Barbara tuvo tiempo libre por primera vez en décadas. Comenzó a andar en bici como ejercicio, y un día decidió comenzar a correr.
“Correr largas distancias es una terapia”, dijo Macklow.
Diez años después, corrió su primera carrera, de cuatro millas. A los 62, corrió su primer maratón, con un tiempo de 4 horas y 36 minutos.
Tiempo de aventuras
A los 65, se anotó en su primera carrera de trail, de cincuenta kilómetros, y le encantó la aventura. Después de ese día, dejó las carreras de calle.
Macklow completó la carrera de 160 kilómetros en Umstead en 29 horas 46 minutos y 11 segundos.
“Corrés ochenta kilómetros con las piernas, y los segundos ochenta kilómetros con el cerebro. Pero la primera hora y la última son las más duras”.
El año pasado, abandonó una carrera de 120 kilómetros: “No es una cosa de vida o muerte, ya tuve la pérdida más grande. Terminar una carrera no es tan importante”, dijo.
Ella quiere volver a corer los 160 kilómetros de Umstead el año que viene. Si lo hace, será la mujer de mayor edad en Estados Unidos en correr esa distancia.