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Ahí va la crónica de mi debut en el maratón:Llegué a Sevilla el mismo sábado a las tres y media, taxi directo a la feria del corredor, recoger dorsal, comprar algún recuerdo (chulísima la camiseta NB roja de manga corta) y algún regalo para la familia... Otro taxi al hotel y, al llegar, sorpresa negativa: me han dado una habitación impresentable, en la planta baja, enfrente de los ascensores y pegada a la recepción. Breves protestas, y me subieron a la segunda planta a una habitación decente. Vueltecita por los alrededores del hotel, disfrutando el paseo y aprovechando para localizar dos o tres italianos para la cena. Finalmente no quedé a cenar con la tropa FFDR porque prefería cenar antes y a las diez estar planchando la oreja. Así fue, pero de poco me sirvió: a las dos de la mañana estaba despierto, con los ojos como platos, y me fue absolutamente imposible conciliar el sueño. Al menos, estuve tumbado en la cama intentando que las piernas descansaran. A las seis y cuarto arriba, desayuno copioso, preparación de todo el material necesario (pack del maratoniano debutante: móvil, auriculares, tres geles, muñequera para geles y bla bla bla...).Pensaba haber ido al estadio olímpico andando, pero se me iluminó la mente y decidí coger un taxi. Gran acierto, pues tras la carrera descubrí que el camino eran 45 minutos a ritmo ligero.Visita al guardarropa, encuentro con la peña FFDR, planteamientos y estrategias de carrera...Finalmente me coloqué en la salida con Berne y decidimos ir juntos a 4’30’’-4’35”” para suavizar ritmo sobre el 25 y apretar a partir del 35. Nos perdimos en la salida, pero en el primer kilómetro ya nos habíamos juntado. Todo iba como la seda. En el primer diez mil, todos los km entre 4’28’’ y 4’36’’. Corriendo cómodos, bajísimos de pulsaciones, con sensación de poder seguir así eternamente. Una gozada correr con Berne, el tío lleva un estilo fantástico, corre fácil, fácil y regula el ritmo de maravilla, solo mirando el tiempo cada 5 km. Yo soy más neurótico del Garmin... y calculo peor el ritmo.Tras el paso del 10, todo sigue igual. Va haciendo cada vez menos frío, el sol va asomando por encima de los edificios y el viento va molestando menos. Seguimos muy cómodos, corriendo fácil y bajos de pulsaciones. El segundo 10 km lo hicimos algo más rápido, con los km entre 4’25’’ y 4’37’’. Todo iba como la seda. Berne no notaba secuelas de su semana de fiebre. Contamos con la colaboración de dos amigos suyos que se alternaron con nosotros en distintas fases de la carrera.Pasamos la media en algo más de 1:36’. Vamos muy bien para bajar de 3:20’. Ya hemos tomado un gel, yo me reservo el segundo para el km 25 y la idea es tomar el tercero en el 35 (al final lo tomé en el 32,5 y me alegro de haberlo adelantado). Vamos tomando algo de avituallamiento líquido en todos los de 5 km y a veces incluso en los de 2,5. El sol empieza a pegar y yo me voy echando agua por la cabeza, tengo miedo al calor y no quiero que suba la temperatura corporal, porque eso significa subida de pulsaciones y mi casque seguro...Sobre el km 25 Berne quiere bajar un poco el ritmo, irnos a 4’40’’. Me parece muy buena idea, vamos bien de tiempo y no quiero agotar fuerzas, no sé qué hay más allá del km 33!!! Nos mantenemos juntos otros dos o tres km, y ahí empieza a quedarse. Finalmente, decido tirar, sin apretar mucho, corriendo en torno a 4’40’’. Entre el 25 y el 35, todos los km entre 4’28’’ y 4’42’’. Hasta el 32, voy bien, no veo al tío del mazo. De todas formas, cambio de estrategia y me tomo el último gel (keep going con cafeína). Sabia decisión. A partir de ahí, empieza el maratón de verdad. El km 35 todavía me sale en 4’37’’ (todo esto según mi Garmin, que al final me dio 42,8 km, o sea que los km según cronometraje oficial me debieron de salir unos 2 segundos más lentos). Llega el km 36 y empiezan los calambres en los gemelos. Primero el izquierdo, varias veces, y luego el derecho. Empiezo a sufrir de verdad. Ahora llega lo bueno. Pienso que llevo más de tres meses de entrenamiento, sacrificando tiempo de descanso, tiempo con mi familia, incluso tiempo de trabajo por esto. Y me digo a mí mismo que no voy a fallar. No voy a parar, ni de coña. Aunque me deje la vida en ello.Oteo a Cheve y Charly. Llego a su altura. Me dicen que Charly va tocado. Voy unos metros con ellos. Va quedando menos. Cheve se me ofrece a hacerme de liebre ornitorrinco para el sub 3:15’ (gracias, monster!!!), todavía estoy a tiempo. Lo pienso unos segundos y decido que no, que prefiero bajar el ritmo e ir a 4:45’-4:50’ que ponerme a 4’35’ y que los calambres vayan a más y tener que pararme. Cheve decide quedarse con Charly. Yo tiro hacia delante, los dejo atrás. Subo el volumen de la música. Aprieto los dientes. Voy sufriendo como un perro. Me digo a mí mismo: “Con dos cojones, para esto llevo entrenando meses, así que no voy a parar ni de coña”. Me cuesta bajar de 4’50’’, pero más o menos lo voy consiguiendo (sólo dos km por encima, el peor a 4’53’’). No siento las piernas (esto es un infierno, como diría Rambo). Veo el estadio, pienso que no queda nada. Un huevo, quedan unas vueltitas a su alrededor, tres km que se me hacen eternos. Algunos pocos me pasan, pero en general voy recogiendo cadáveres, gente con calambres, gente andando, supongo que han ido por encima de sus posibilidades.Tengo el sub 3:17’ hecho. Aprieto algo al entrar en el estadio. Las piernas no dan ya para nada, son de corcho. La vuelta a la pista del estadio es impresionante. Pensé que me iba a emocionar más, que entraría casi llorando en la línea de meta. No fue así, iba tan cansado que no podía ni emocionarme. Hago los últimos 700 m a ritmo sobre 4’30’’. No puedo ir más deprisa. No puedo hacer un sprint en condiciones.Miro el arco de meta: 3:16’ y pico. Esto está hecho. Lo he conseguido. Tiempo de llegada, 3:16’28’’. Finalmente, tiempo neto de 3:16’04’’. Podría haber bajado de 3:16’; sin calambres habría bajado de 3:15’. Da igual, estoy contentísimo. He terminado mi primera maratón. Con un tiempazo para el debut.Me cuelgo la medalla, cojo el plástico, me hago unas fotos en el estadio. Entro en el túnel, cojo algo de beber, una naranja y unos cereales. Empiezo a ver FFDR. Cheve y Charly han llegado poco después de mí.Salgo fuera, me tumbo en la hierba con el resto de FFDR. A disfrutar el momento. No tengo fuerzas ni para estirar, me duele todo. Pero estoy contento, radiante. Llamo a casa, hablo con mi mujer, o lo intento, casi no puedo de la emoción...Charletas, foto de grupo, caminata para volver al hotel con Cheve, Charly y Jorge. Ducha, comida rápida en un italiano cercano, taxi a Santa Justa y vuelta en AVE saboreando la carrera. Creo que la estrategia fue correcta. Al juntarme con Berne, salí algo más rápido de lo que pensaba. Puede que eso me pesara en los últimos 10 km. Pero, desde mi inexperiencia, creo que no. Gané unos segundos, minutos, que luego no habría podido recuperar. Creo que iba a haber sufrido en los últimos 6-7 km independientemente del ritmo de los primeros 35 km. Nunca había corrido más de 33 km. Ahí empieza una nueva carrera. El que dijo que el maratón es un rodaje de 30 km y una carrera de 12 se equivocaba. El maratón es un rodaje de 32 km y un infierno de 10.Aprendizaje para futuras maratones: más rodajes largos y más pesas.Un placer haber compartido pre y post maratón con tanto naranjito. Y un honor haber hecho 27-28 km con Berne. No te preocupes por haber acabado mal. Tras una semana con fiebre, demasiado has hecho. Tienes el sub 3:15’ en las piernas. En la próxima, seguro.
Ahí va la crónica de mi debut en el maratón: