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¡Buenos días! Anoche por fin redacté mi crónica para esta carrera tan maravillosa. Os dejo aquí la parte sobre la carrera en sí. Por si a alguien le apetece leer la crónica entera, la he adjuntado como pdf a este mensaje. ¡Gracias de nuevo por todos los ánimos y felicitaciones! Para mi ha sido una de las mejores carreras, y experiencias, que he vivido hasta ahora.Domingo, día 22 de noviembre 2015Hoy ha sido, para mí, el último entreno para el maratón de Valencia. He salido a correr por primera vez tras la carrera, quedando con Luispi, Pabloch, Palermo y Fer Rivas--cuatro hombre que son todos muy buena gente y con los que tuve el placer de correr en Valencia--para saltar piernas y hacer una tirada de recuperación. Hemos visto a algunos máquinas que están preparando Castellón (¡os va a salir!) y aunque me han costado los 14 km, me ha venido bien la tirada. Y ahora ya toca redactar mi crónica sobre la primera vez que corro la distancia reina. Ya sabía la crónica que quería redactar. Me la decidí concretamente en algún momento del maratón. Quería contar un logro, lo bien que lo pasara, que disfrutara como un enano y no una historia de lástima ni de desilusión ni de excusas. Y a partir de ese instante, no me iba a impedir nada que corriese la carrera que quería recontar después. Ahora me alegra un montón poder redactar esa crónica. La noche antes del maratón me acuesto sobre medianoche y me despierto a las 4h. No me preocupo porque confío en lo que me había dicho Chema. Me duermo de nuevo y a las 7:10 me levanto con un pánico, sabiendo que es muy tarde. El taxi que había pedido llegará sobre las 7:30 y estoy en pijama sin haber desayunado ni nada. Rápidamente me hago un huevo revuelto, los copos de avena y el café. Casi a la vez, me visto y me aseguro que tengo todo para la carrera. La mitad de los copos de avena no me la como pero tampoco tengo mucho hambre. Los geles los saco de la nevera y a las 7:30 estoy en camino a la salida. Dejo mi mochila en el guardarropa y antes de acercarme al pre, veo a un chico con una botella del polvo de talco. Le pido que me permitiera un poco para los pies. Me dice que claro que sí, que los pies son muy importantes y hay que cuidarlos. Le agradezco y me acerco al pre con los demás forofos. Entre los que están, está el grande Core con su tabla de tiempos de paso para poder animarnos a todos. Le digo que pienso estar entre los tiempos para 3:40 y 3:45. Sacamos algunas fotos y charlamos un ratito hasta que llega la hora de ir a los cajones. Voy con Luispi, Pabloch, Palermo, Fer Rivas, Fran y Brad al cajón de <4:00 donde se habla de ritmos, paradas técnicas, etc. Después de guardar un minuto de silencio de solidaridad recordando a los víctimas de los ataques en París, nos toca esperar mientras salen los corredores de la primera oleada. Y por fin llega nuestro momento. Ya que estamos bastante atrás en el cajón tardamos en llegar a la salida pero llegamos y la cruzamos. ¡Empezamos el maratón!El primer kilómetro pasa rápido aunque nos sale lento, a 5'42". Me digo que no pasa nada, que habrá tiempo para recuperar esos segundos. Hasta el primer avituallamiento, que está casi al km 5,4, mantenemos un ritmo sobre 5'25". Las piernas me las noto más cargadas que esperaba--en realidad, no sé exactamente lo que esperaba pero me digo que tampoco pasa nada, que hay que calentar un poquito. Intento seguir la línea azul pero a la vez me quedo con el grupito. Ahora vamos a 5'18" más o menos y bien, supongo. Desde el avituallamiento me llevo una botella de agua. No tengo mucha sed pero bebo de vez en cuando y tener la botella en la mano me da una seguridad tremenda. Corro con los chicos pero no entro mucho en la conversación. Y sobre el km 9, en una bajada suave me duele la rodilla derecha y también el dedo gordo del pie derecho. "No puede ser," me digo, "Es que no llevamos nada y bueno, tengo que seguir porque no voy a parar ya. Tendrá que ser la cabeza." Dentro de nada estamos en el avituallamiento del km 10, donde intercambio la botella de agua del km 5 por una nueva. Creo que es en este avituallamiento, o en el siguiente, en el que Brad me ofrece una botella de agua (¡qué buena gente es!) pero ya tengo una. También me tomo el primer gel. Es de sabor limón. Haber aprendido de las otras carreras, no me lo tomo en un trago sino que tardo más o menos 0,6 km en tomármelo todo, alternando tragos de agua con tragos del gel. Qué rápido está pasando la carrera, que solo nos quedan unos 32 km, la distancia de mi tirada más larga. Tengo la sensación que claro que las puedo correr. Voy bien y disfruto del ambiente tan maravillosa que nos rodea. ¡Qué guay! ¡Estoy corriendo un maratón! También por allí, les perdemos Fran y yo a Luispi, Pabloch, Palermo y Fer Rivas pero no puedo preocuparme por ello. Ellos estarán juntos y cada persona tiene que correr su carrera. Llevo unos kilómetros con ganas de subir el ritmo un poco pero aún vamos a 5'17". En el km 15, Fran se toma un gel y nos cojo agua para los dos. En los próximos 5 km por fin subimos el ritmo un poco, el promedio aproximadamente a 5'12". Lo paso muy bien con Fran. En el km 16, creo, se está aplaudiendo los corredores que están corriendo el km 26, al otro lado de la carretera, y bromeamos que todavía queda unos cuantos kilómetros hasta llegar allí. Además, se le da muy bien buscar hueco y esquivar a los demás corredores. Se le ve claramente cuando pasamos por el globo de 4 horas. Hay mucha gente pero él nos dirige bien y ya estamos en el espacio entre el globo de 4:00 y el de 3:45. Corremos juntos pero no hace falta que nos estemos pegado de la cadera. Tampoco hablamos mucho pero es un silencio agradable. Hacemos cuentas de vez en cuando y él me dice que vamos un poco rápido cuando empiezo a subir el ritmo de nuevo. Así que me tranquilizo y seguimos adelante. En algún momento, vemos a Jorge. Bueno, más bien Jorge me ve a mí y nos saludamos. Es la primera vez que conozco a una persona en plena carrera ¡pero mola! Fran y yo seguimos y no sé dónde pero en otro momento me comenta que no sabe exactamente estamos y le digo que también me despisto en las carrera. Jeje. Ahora bien, cuando pasamos por el estado de fútbol le digo que allí vi mi primer partido de fútbol en España. Y cuando nos estamos acercando a la playa de nuevo, me lo dice. ¡Qué grande ese Fran! Los kilómetros me están pasando volando, aunque sigo con las molestias pequeñas de la rodilla. Lo estoy pasando súper bien y me siento tan agradecida por tener la oportunidad de correr un maratón. Pienso en una llamada en primavera hace tres años y medio durante la que mi madre me dijo que el cirujano le había comentado que no debía correr nunca jamás después de mi cirugía a finales de mayo ese año y la desilusión que me llenaba en aquél momentos. Pienso en cómo hace tres años todavía no podía andar bien, que tardaría unos seis meses más hasta poder trotar media hora pero sufriendo mucho y luego en mi primera carrera en España a la que me apunté dudando si sería capaz de correr los 10 km sin que me doliera el tobillo. Recuerdo también el subidón al acabar esa carrera, cuando una mujer me felicitó por una carrera muy buena y me dijo que me veía muy fuerte. Me llegan imágenes de mi primera media maratón, la de Mapoma el abril siguiente, para la que no pude entrenar bien el último mes por el tobillo pero aún así la acabé. Y pienso en la carrera de las aficiones del año pasado y en cuándo conocí a los forofos. Vaya historias. Mi mente vuelve al maratón. Llegamos al km 19 donde se encuentra el siguiente avituallamiento y cojo otra botella de agua y me tomo el siguiente gel (esta vez de sabor fresa) a lo largo del kilómetro. Poco después, en el km 21, me comenta Fran que ya hemos corrido la mitad pero cuando pasamos por el marcador oficial que señala la distancia de media maratón, le digo que ahora sí :) Jope, que ya solo nos queda media maratón y me encuentro pero bien. La música, la gente animando, el sol del día--me permito perder por el ambientazo. ¡Qué espectacular es este día! Y me entran ganas de subir el ritmo de nuevo, ahora a 5'07" y comodísimo. Nuestro promedio está bajando, lo que hace falta porque todavía está rozando 5'20", lo cual es demasiado lento para llegar a la meta en menos de 3:45. Aunque en el fondo sé que mi objetivo es otro, me veo muy bien y quiero conseguir el 3:40 que mencioné a Core en el pre. Creo que es posible. En el km 25, sabiendo que Fran se va a toma otro gel, nos cojo agua. Poco después, en el 26, me dice que va a adelantar un poco para saludar a su familia y que siga yo al ritmo actual porque se reunirá conmigo tras ver a la familia. Cuando él se acelera, tengo ganas de seguir ese ritmo más elevado pero tomo las cosas con calma y sigo a el ritmo más tranquilito. Lo veo con su familia y rápidamente está conmigo de nuevo, haber cambiado de gafas de sol. Está por aquí que nos perdemos. Está a mi lado en un momento y el siguiente no lo veo. Miro atrás a ver si le puedo localizar pero no tengo éxito. Así que sigo adelante, esperando que le salgan bien los kilómetros que nos quedan. Por primera vez en la carrera estoy corriendo sola entre miles de personas. Subo el ritmo, sabiendo que me están pasando los metros y para conseguir el 3:40 tengo que ir más rápida. Cuando veo a Core de nuevo, que será la última vez hasta después de la carrera, me pregunta qué tal voy. Le digo que bien aunque me duele un poco la rodilla (es la primera vez que lo digo en voz alta). Él me dice que corra con cabeza. Sí, lo haré. Poco después veo a unos voluntariados con Reflex y me acerco para que me lo echaran en ambas rodillas. Hago cola, ya que hay otro chico esperando, y cuando me toca a mí, el voluntariado me pregunta por una marca roja en mi rodilla, si la tenía por haberme caído. Cuando le digo que sí, en la Casa de Campo en Madrid pero en abril, me contesta que es una lástima. No sé responderle, así que le digo, "Pues sí." Con el Reflex echado sigo corriendo. En realidad no sé cómo funciona el Reflex, que lo había usado antes, pero me decepciona que no haya alivio inmediato. El sentimiento dura poco, ya que me digo que a lo mejor tarda un poco y ya está. Sigo a mi bola, disfrutando de las vistas y del sol y de la sombra. Paso por la Piscina de Valencia, donde 10 km antes escuchaba a la chica animando a los en el km 26 y ahora se refiere a mí y a los corredores que están a mi lado. Quiero seguir subiendo el ritmo pero todavía no he llegado al km 32, el kilómetro en el que supuestamente empieza la carrera de verdad. Así pues voy regulando, pasándolo guay aunque pendiente del promedio que llevo. Ya no queda nada hasta que me tome el tercer y último gel, me pienso. Sigo tan agradecida por poder disfrutar del maratón, de este maratón en esta ciudad tan bonita, rodeada por gente de todas edades animándonos y bajo un sol mediterráneo acogedor. Choco las manos con los niños esperando con sus padres en los laterales. Estoy sonriendo. Qué honor es tener la oportunidad de correr la distancia reina. Creo que estoy pasándolo demasiado bien. Así es cómo debería ser. Todo es fenomenal y estoy encantada con el día. Jo, que ya queda menos, me digo, pensando en Patxi y su comentario que es esa la actitud que debería tener durante mi primer maratón. Menuda máquina ese Patxi y tan buena gente encima. Qué guay es ser parte de un grupo de gente tan maja. El km 30 se acerca y ya no queda ná pero a la vez queda mucho. Me cojo una nueva botella de agua y me tomo el último gel--es de sabor limón, un poco bajón porque me gusta más el otro sabor, pero las cosas podrían ser peores. Me quedan 12 kilómetros y pico y sé que ahora sí tengo que subir el ritmo para llegar en 3:40. Y reconozco que será por los pelos; en el reloj me salen unos 400 metros más que el recorrido marcada por los que tendré que compensar para esa distancia extra. Dicho esto, estoy consciente de la posibilidad de que me entre una paja en estos últimos 12 kilómetros y eso no lo voy a permitir, pues subo el ritmo pero de manera controlada. Tengo que ir a un poco menos de 5' para llegar a tiempo. Dos kilómetros más adelante me digo que solo me quedan 10 k para recuperar más tiempo. No es mucho pero suficiente sí lo será. Ya hace más estrecho el recorrido y veo a bastante gente andando. Por un lado, me frustra porque tengo que esquivar mucho y seguiré esquivando hasta la meta. Pero por otro lado, les entiendo perfectamente. Me ha pasado lo mismo tanto en la carrera de 30 km como en la media de Fuenlabrada. Siento por ellos pero sigo con mis objetivos cada vez más claros. En el 35 cojo la última botella de agua que me tomaré. Me siento fenomenal, absolutamente genial. Ahora bien, cuando el 38 me sale a 4'33", vuelvo a controlar más los ritmos. Me quedan 4 y pico kilómetros y no quiero que me pase nada ahora por ser cabezona. Eso no. Que voy a terminar la carrera pasándolo fenomenalmente y disfrutando de cada segundo. Así que los siguientes kilómetros me salen a 4'49" y 4'43". Solo me quedan dos kilómetros (y 650 m). No cojo agua en el 40. Ahora es para disfrutar al máximo. El recorrido se reduce más y no se ve la línea azul por la cantidad de gente animándonos en los dos lados. Un niño dice mi nombre correctamente. Me están animando a mí. Qué pasada. Estoy celebrando estos últimos kilómetros con una gente tan animada. El ambiente y el acercamiento de la meta me ponen la piel de gallina. Es increíble. Choco las manos con la gente cuando no estoy esquivando a los corredores que van más lentos. Es muy difícil ir más rápida por la cantidad de corredores pero el km 41 me sale a 4'48". Tomo la última bajada tranquilamente por la rodilla pero no me afecta nada el estado de ánimo. El subidón es tremendo. Tengo un kilómetro más y huele a meta. El recorrido se ensancha y es ahora cuando me dejo correr. Llego a la alfombra azul de la que se había hablado tanto y veo el arco de la meta. La marca es lo de menos. Ahora es para disfrutar la sensación de correr. Cruzo la meta. Soy maratoniana.Y me pongo a llorar. Tengo que convencer a un grupo de mujeres que estoy bien, más de bien, y que las lágrimas son las de alegría. Sigo a los demás corredores y llegamos a donde las medallas. ¡Qué chulo! Me ponen la manta térmica y me dan agua, la bolsa con cosas de bollería y después lo que me parece un kilo de mandarinas. En la zona de la meta busco a los forofos pero no veo a ninguno. Así que me acerco a la cerveza y cojo un vasito pero es con limón y está asquerosa. No puedo con ella y la tiro cuanto antes. Tampoco tengo mucha sed y tengo menos hambre. Me quito la manta esa porque estoy sudando y doy una pequeña vuelta. Al no ver nadie todavía decido ir a los fisios para la rodilla. Hago cola y me pongo a llorar de nuevo. El hombre delante de mí me da su manta y me pregunta sobre la carrera. Al llegar a la mesa del fisio, me quito las zapas y los calcetines. Y veo que la sensación de quemadura que sentía en el km 9 no era tanta de la cabeza sino que estaba desarrollando una ampolla bastante grande. No pasa nada porque después de que los fisios me estiren y me cuiden la rodilla, voy a los médicos para que me quiten la ampolla. Solucionado.Cojo mis cosas de la guardarropa y me quito la malla para ponerme el chándal. Qué gustazo. Sigo sin ver a nadie y entonces decido ir a la Sureña donde hemos quedado para una especie de post. Pero antes de que me vaya de la zona del maratón pido a un grupo que me saquen la foto con su móvil ya que la mujer de Fran tiene el mío y no sé dónde están. Súper majos, me sacan la foto y me la mandan por correo. Cuando llego al centro comercial, me encuentro con las dos mujeres después de su primera carrera de 10 K--enhorabuena chicas-- y sus pomponeros. Jejeje. Antes de que se vaya Patxi, le felicito y le doy un abrazo. Core llega y el grupo se va poco después de que lleguen el de rojo, Brad y Luis. Tomamos una jarra de cerveza y esperamos a ver si alguien más viene. Tras un ratito, decidimos ir a coche de ellos para coger el móvil para que llame a Fran y localice mi móvil. Fran me coge y tan majo como es me dice que vendrá dónde nosotros para dármelo. Intercambiamos felicitaciones y él vuelve a la comida con su familia. En ese momento veo por primera vez los ánimos y mensajes de felicitación de los forofos y me abruman con agradecimiento. ¡Qué pedazo de tabla, Grillo!Qué grandes sois todos. Después de encontrarnos con Mat y su mujer, los tres chicos y yo vamos a un andaluz donde nos tomamos una cerveza y unas tostadas muy ricas. Y después de un café, me acercan al piso y nos despedimos. Poco después me pongo el bañador y voy andando al mar. Vaya gustazo bañarme en el mar en el atardecer. Al volver al piso, me ducho y luego hablo con mi padre por una video llamada. Era ésta la carrera que quería correr. Y la corrí. No me apetece nada moverme del sofá y no hay por hacerlo. Menudo día. La mañana siguiente me levanto y después de desayunar, me voy a la playa de nuevo para sacar fotos y bañarme. Hay poca gente y me baño hasta las rodillas, disfrutando del día maravilloso y de las sensaciones buenísimas que quedan de la carrera. A mi lado hay un grupo de valencianos y uno me pide que les saque una foto y luego me devuelven el favor. Estamos hablando cuando se nos acerca un hombre mayor. Éste conoce a los con que estoy hablando y resulta que es uno de los "Cuatro Fantásticos", cuatro hombre que han corrido todas las 35 ediciones del maratón de Valencia. Me enseña el artículo en el periódico por si no le creía. Pasa un rato y una vez que llega una amiga de ellos, me invitan a almorzar con ellos en la Pascuala, un sitio conocido por los locales. Lo pasamos muy bien y me dirigen a la hora de pedir (pido una bocata enorme con carne de caballo). Me como la mitad y guardo la otra mitad para el tren. La cerveza está fresquita y la gente majísima. Al final del almuerzo, me piden un crémat y antes de irnos del sitio, nos intercambiamos información de contacto y me acompaña hasta casa uno de los hombres. Toca hacer la maleta y salir del piso. Ya que no tengo nada de hambre, decido volver a la playa una vez más antes de acercarme a la estación de tren para coger el AVE para Madrid. Hace un día espectacular. Qué felicidad. Estoy por las nubes y seguiré por ellas durante toda la semana. Soy maratoniana.