Cómo limpiar tus zapatillas de running sin dañarlas

[22bolas]

Elimina el exceso de suciedad: Golpea las zapatillas entre sí para eliminar el barro o la suciedad suelta. Utiliza un cepillo suave o un paño seco para quitar el exceso de suciedad de la suela y la parte superior.



Pretratamiento: Si hay manchas difíciles, puedes aplicar un limpiador suave. Mezcla agua tibia con jabón neutro y utiliza un cepillo suave para frotar suavemente las áreas sucias.



Lavado a mano: Llena un recipiente con agua tibia y jabón neutro. Sumerge un cepillo de cerdas suaves en esta solución y frota suavemente la zapatilla, prestando especial atención a las áreas más sucias. Evita sumergirlas por completo en agua.



Enjuague cuidadoso: Enjuaga las zapatillas con agua fría para eliminar cualquier residuo de jabón. Puedes utilizar una manguera o el grifo de la ducha, evitando el exceso de agua en el interior de las zapatillas.

Secado adecuado: Después de limpiarlas, retira el exceso de agua con una toalla seca y déjalas secar al aire a temperatura ambiente. Evita la exposición directa al sol o a fuentes de calor, ya que pueden deformar los materiales.

Opciones para plantillas y cordones: Las plantillas y los cordones se pueden lavar a mano con agua y jabón o en la lavadora en un ciclo suave, pero es recomendable revisar las instrucciones de cuidado específicas de cada par.


Si tus zapatillas tienen membranas como GORE-TEX u otras que proporcionan impermeabilidad, es crucial seguir ciertos pasos para limpiarlas sin comprometer esas características:

Elimina el exceso de suciedad: Golpea suavemente las zapatillas para desprender el barro o la suciedad suelta. Utiliza un cepillo suave o un paño seco para limpiar la parte exterior.

Lavado delicado: Mezcla agua tibia con jabón suave o específico para membranas impermeables. Usa un cepillo de cerdas suaves y, con movimientos suaves, frota la superficie externa de las zapatillas. Evita frotar con fuerza para no dañar la membrana.

Enjuague cuidadoso: Enjuaga las zapatillas con agua fría para eliminar cualquier residuo de jabón. Asegúrate de que no quede jabón atrapado en la membrana, ya que esto podría afectar su rendimiento.

Secado correcto: Absorbe el exceso de agua con una toalla seca y deja que las zapatillas se sequen al aire a temperatura ambiente. Evita el calor directo, como el sol o fuentes de calor, ya que pueden dañar la membrana.

Reacondicionamiento: Para mantener la impermeabilidad de la membrana, considera aplicar un tratamiento específico para impermeabilizar después de limpiar las zapatillas. Esto ayudará a restaurar la capacidad de repeler el agua de la membrana.

Recuerda siempre revisar las instrucciones proporcionadas por el fabricante de las zapatillas, ya que podrían tener recomendaciones específicas para limpiar y mantener las membranas impermeables sin dañarlas.